El mundo recibe al nuevo Papa León XIV: un pontífice estadounidense con corazón latinoamericano

Ciudad del Vaticano, 8 de mayo de 2025. En un momento histórico para la Iglesia Católica, el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost fue elegido como el nuevo Papa, tomando el nombre de León XIV. La esperada fumata blanca apareció este miércoles por la tarde sobre la Capilla Sixtina, señalando al mundo que el cónclave había llegado a una decisión. Minutos después, el nuevo pontífice hizo su primera aparición pública desde el tradicional balcón central de la Basílica de San Pedro, recibiendo una cálida ovación de miles de fieles congregados en la Plaza.

Nacido en Chicago en 1955, León XIV se convierte en el primer Papa estadounidense en la historia de la Iglesia, un hecho que marca un giro geográfico y simbólico en el liderazgo del Vaticano. Su elección representa también una continuidad con el legado pastoral de su predecesor, el Papa Francisco, con quien compartió no solo una visión reformadora, sino también una profunda vocación misionera.

Prevost sirvió durante muchos años como misionero agustino en Perú, país donde ejerció una labor pastoral cercana a las comunidades más vulnerables. Su profundo compromiso con América Latina y su sensibilidad hacia los temas sociales, especialmente la justicia, la pobreza y la defensa de los pueblos originarios, han sido aspectos destacados de su ministerio. Como prefecto del Dicasterio para los Obispos desde 2023, jugó un rol clave en la renovación del episcopado mundial.

En su primer mensaje como Papa, León XIV se dirigió al mundo con palabras sencillas y fraternas, agradeciendo la confianza del Colegio Cardenalicio y pidiendo oraciones por su nuevo ministerio. “Sigamos caminando juntos, con humildad, esperanza y valentía”, dijo, en línea con el estilo cercano que caracterizó a Francisco.

La elección de León XIV ocurre en un momento de importantes desafíos para la Iglesia, que enfrenta tensiones internas, una creciente secularización en Occidente y una búsqueda de respuestas frente a las crisis sociales y ecológicas. Su pontificado promete un equilibrio entre tradición y renovación, con un acento fuerte en la misión evangelizadora y el diálogo intercultural.